Por: Isidoro Valenzuela Morales

Las medidas recaudatorias implementadas por el gobierno del Presidente Enrique Peña Nieto han rebasado el límite de la paciencia que tienen muchos mexicanos.

Decir que todos los que  protestan son los mismos de siempre, los inconformes de siempre, que todo aprovechan para salir a la calle a protestar, a quejarse, a presionar, actos de lucimiento o simplemente personas con interés político de por medio, en realidad sería mentir, sería negar una realidad que está a la vista de todos.

Si bien es cierto algunos están aprovechando para salir a  la calle con la intención de llevar agua a su molino, también es cierto que miles que se están manifestando no tienen intención de participar en la política, y están emergiendo de la sociedad en la que se habían mantenido al margen de toda acción.

Este escrito no pretende justificar ni negar, mucho  menos querer proteger al gobierno y solapar sus acciones, el enfoque de este comentario está dirigido a ambas partes, al pueblo y al gobierno, alertar más que criticar, el grave error de seguir enfrentados en tanto existen amenazas externas que ya nos están perjudicando.

No es correcto que mientras estamos enfrascados en una pugna interna, retrasando una solución a nuestras diferencias, no tomemos en cuenta el peligro que representa para México la asunción al poder del presidente electo de Estados Unidos, quien sin tomar protesta como tal, ya nos asestó los primeros golpes demoledores al impedir, con simples comentarios amenazantes, que empresas automotrices cancelen sus inversiones en México, incluso que suspendan proyectos que ya estaban encaminados y que generarían cientos de empleos en nuestro país.

No darse cuenta y no volver nuestras miradas hacia esta realidad, hacia esta amenaza en la que se ha convertido Donald Trump para México es sumamente delicado.

Un país dividido no prevalecerá; y eso tiene ante sus ojos el señor Trump, a quien difícilmente se le impedirá que tome protesta como nuevo presidente de Estados Unidos, con todo y los comentarios en contra que se han vertido; con todo y el deseo de sus detractores de que no sea ratificado, creando escenarios en su contra que hábilmente ha revertido.

Si no pudieron vencerlo en las urnas, tampoco lo podrán hacer ahora como presidente electo. Se ve que no conocen a los de su tipo. Donald Trump es mucho más astuto que sus detractores, al grado que no solo les ganó la elección a los Demócratas, sino que muy inteligentemente le está manchando la imagen al presidente saliente, Barak Obama, y a su protegida,  Hillary Clinton.

Ante este escenario, es importante que nos pongamos de acuerdo los mexicanos; que el gobierno reconozca que se le pasó la mano y que no hay condiciones para privatizar a Pemex y mucho menos para arruinarlo y después vendérselo a un amigo del presidente Enrique Peña Nieto, como lo han señalado sus detractores,  y que los grupos que protestan, le bajen una rayita y dejen atrás su intención de paralizar a todo México, y buscar otras alternativas de presión que permita que la rueda de la economía nacional siga girando en tanto se vuelve al orden interno.

Que hubo una acción que provocó una reacción, es cierto, pero no es conveniente que sigamos en la misma dirección, por amor a México.

Urge un acuerdo nacional antes del 20 de enero, antes de que proteste como nuevo presidente de Estados Unidos Donald Trump, porque si antes de asumir las riendas del vecino país  ya nos hizo los primeros boquetes repatriando hacia Estados Unidos millones de dólares y miles de empleos en perjuicio de México y los mexicanos, ¿que no hará ya ejerciendo el mando?

En vez de estar enfrascados en una pugna interna, debiéramos estar analizando que vamos a hacer para recibir a los cientos de miles de compatriotas que saldrán del vecino país expulsados por la nueva administración norteamericana. Porque de que van a salir, van a salir. Si ya lo dijo Trump, es seguro que lo hará. Y si no son los millones de compatriotas que están de ilegales allá, si van a ser cientos de miles que van a engrosar las filas de desempleados acá en México.

Qué podemos ofrecerles para que se ocupen, para que se auto empleen, para que inviertan algún posible capital que tengan por ahí guardado.

Cordura, por favor, que no estamos solos, tenemos frente a nosotros asuntos de gran interés que requieren toda nuestra atención y nuestra unidad.

A ver quién da el primer paso; a ver quién es más inteligente de las partes en pugna; aquí se sabrá quien tiene más oficio político y quiere en verdad a su país. Digo.

 

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