Por: Juan Francisco Cázarez

El contundente 3-1  en Guasave fue algo que ni los más entusiastas candidatos o militantes del PRI esperaban.

Guasave se consolida, al nivel nacional, como bastión  del Partido Revolucionario Institucional.

Siempre había sido así hasta la aparición de la familia Leyson en escena.

 Acción Nacional quedó como segunda fuerza electoral y poco faltó para que fuera desplazado a niveles inferiores, debido el debut de los candidatos independientes y a la segunda participación directa del Partido Sinaloense.

Esta vez, y en una situación totalmente inédita, ni juntos, todos los partidos de oposición al PRI y los candidatos independientes habrían ganado la alcaldía o diputaciones en Guasave.

 De ese tamaño fue la respuesta ciudadana en favor del Revolucionario Institucional.

El PAN, más bien los Leyson, demostraron de que están hechos, al desarrollar una campaña de gran penetración y con una difusión muy superior al resto de los partidos en lo que respecta a bardas, espectaculares, pendones e imágenes impresas.

Sin embargo, eso  no les alcanzó y el producto que presentaron no era malo; José Luis Leyson es un joven prometedor y sin tacha, pero afectado por el descredito social que, por el momento, sufre el apellido Leyson.

El populismo desarrollado por el alcalde Armando Leyson Castro fue rebasado por las necesidades y problemas de la comunidad.

Recuerdo cuando el muy salado político Chencho Algandar hacía campaña para Víctor López, contra El Kory Leyson en una interna del PRI, y le dijo a una señora: acuérdese que a su mama la curaron en el Hospital General, y ese hospital  fue construido por gestiones de Víctor López.

Sí, pero El Kory me dio para sacar a mi mama del hospital, y para él voy a votar en la convención de delegados, le respondió.

Y, ciertamente, El Kory Leyson es un  político generoso y humanitario  pero  hoy no estaban las condiciones para gobernar bajo un esquema populista, debido a los problemas de drenaje, el no pago a empleados municipales, las broncas de la Jumapag, la ausencia de obra propia, la reducción en las participaciones federales  por el desplome del petróleo, y, también, por las  problemas heredados por administraciones anteriores.

En ese escenario, Leyson Castro debió ser un alcalde más frio y enfocado en los problemas de fondo, y no en los asuntos de forma. Se sobreestimó.

Las secuelas alcanzarán al médico Antonio López Rodríguez, quien es  la única carta a la vista que tienen el PAN y los Leyson para jugar la próxima alcaldía, que está a la vuelta de la esquina.

El día que los Leyson decidan dejar el PAN, o no participar, este partido quedará descobijado y ubicado en su plano real, de tercera o cuarta opción electoral.

 Y en la política, todo es de ciclos a veces cortos o largos,  y los Leyson fueron noqueados pero siguen vivos, claro, sin mucha expectativa en el corto o en el mediano plazo; pero vivos, como en esa película donde bombardearon  a todos los hijos de Godzilla y queda vivo uno, que dará para segundas o terceras partes.

 Por lo que toca al PAS, este  partido se jugó el todo por el todo y le fue mal. En lo sucesivo, solo accederá a cargos de elección por la vía de coalición, alianzas o candidaturas comunes, o, bien en situaciones coyunturales muy específicas.

Los independientes ya se dieron cuenta de que esto no se trata de enchílame otra; esos partidos que tanto denostaron siguen  siendo fuertes y dueños de la situación en Sinaloa y en Guasave.

El Gordo Eleno llegó a provocar temor en el Revolucionario Institucional pero  siempre quedó en el tercer lugar, merced de una campaña política  de mucho trabajo y con mucha anticipación y algo de lana, pero efectuada de manera burda y a como Dios le dio a entender.

 Lamentablemente, el Gordo Eleno no será regidor, aunque si podrá ubicar a dos posiciones en el Cabildo. Habría sido interesante y conveniente para sus fines políticos tenerlo como edil.

Por lo que toca al PRD, este no ha comprendido  su utilidad  social como contrapeso en el sistema político local; la izquierda es necesaria, pero en Guasave y en Sinaloa está diluida, con sus principales exponentes   dispersos en puestos de gobierno, donde son cooptados y limitados.

Respecto al triunfante PRI, Diana Armenta deberá escoger entre dos opciones. Ponerse una vez colorada o muchas veces pinta.

 A la hora de conformar su gabinete o repartir chambas, Diana deberá tomar en cuenta méritos  de campaña y las propuestas de diferentes grupos priístas de poder.

 Pero no debe permitir imposiciones a chaleco; no deben doblegarse ante órdenes o amagos. Ella y nadie más debe decidir.

No debe permitir que le impongan al de Obras públicas, menos al tesorero municipal, al secretario, Desarrollo Social, ni al oficial mayor, tampoco se debe dejar que le veten decisiones que ella tome. Vamos a ver de que está hecha.

La derrota es huérfana, pero la victoria tiene muchos padres… Y muchas madres

 

 

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