Por: Isidoro Valenzuela M.

Lo que se veía venir se está cumpliendo dentro del PRI; era obvio que tendría repercusiones políticas el fracaso electoral del pasado 5 de junio para la dirigencia que encabeza aún el sonorense Manlio Fabio Beltrones Rivera, a quien las cuentas no le salieron en 7 de 12 estados del país donde se eligió gobernador.

Se confió en sus asesores en estados que pasaron a ser gobernados por representantes del Partido Acción Nacional a partir de esta elección.

Es difícil que lo sostengan en la dirigencia nacional priista a don Manlio Fabio, aunque esto no dependerá de él ni del consejo interno que supuestamente tiene facultades para aceptar o rechazar la renuncia presentada por el sonorense a este cargo. Depende de lo que decida el presidente de México, Enrique Peña Nieto, quien tiene facultades para eso y para, si así lo desea, mandar a la fría banca con desprestigio a Beltrones Rivera, dependiendo del estado de ánimo del primer priista del país.

Sobre su renuncia anunciada al principio de semana, con seguridad no surge de su interés personal, sino a indicaciones que vienen directamente desde los Pinos, en parte quizá para medir el ambiente interno del priismo y con ello el liderazgo real del sonorense.

Todo fuera distinto si se hubiera registrado un resultado más favorable al PRI en el caso de las gobernaturas que estuvieron en juego el pasado 5 de junio.

Anduviera en los cuernos de la luna don Manlio; no alcanzaran los elogios para reconocer sus logros, lo que desafortunadamente para él no sucedió, y ahora tendrá que asumir las consecuencias.

Por cierto, con todo y lo que pasó en las elecciones de gobernador en tales estados que se pintaron de azul, y su intento de renuncia que en primera instancia le fue rechazada, presenta rasgos de dignidad el sonorense al asumir con entereza su probable destino político, pues entiende que, por los resultados que arrojó su dirigencia, en mucho se merman sus facultades políticas, aun cuando le quieran dorar la píldora y lo despidan con buen talante del cargo.

Al que escribe se le filtró la información de que don Manlio tiene aspiraciones de ser el candidato del PRI a la Presidencia de la República en 2018, y que envolvió a varios gobernadores, en el que se incluye al de Sinaloa, Mario López Valdez, en su proyecto personal, a quienes con seguridad les ofreció hacerlos parte de su administración de llegar a la más alta posición política del país.

Para quienes dicen conocer de política y que gustan de evaluar a quienes se mencionan con posibilidades para ciertas posiciones, lo de Beltrones estaba ligado al proceso del 5 de junio, y que obviamente no le fue favorable y eso le quita puntos y fuerza real para llegar a este objetivo.

Al presentar su renuncia ante la comisión permanente instalada en el PRI nacional, que le fue rechazada por unanimidad, el sonorense da un paso importante en su carrera; a los ojos de millones de priistas, se jugó el todo por el todo, y eso también tiene valor.

Don Manlio deja una buena impresión, justo hay que reconocerlo, aun sabiendo que la postura de los integrantes de dicha comisión solo busca ganar un poco de tiempo, en espera de indicaciones de quien verdaderamente decide en el PRI, y que no es la base militante, convertida en simples observadores sin voz ni voto dentro de “su” partido.

Para muchos lo de Beltrones es cosa juzgada, y que será cuestión de días el que le arrebaten la renuncia que presentó esta semana al CEN del PRI, y al mismo tiempo tener ya listo su relevo.

En su mensaje de renuncia a la dirigencia nacional del PRI hace una auto crítica sobre lo acontecido el 5 de junio pasado, aunque ya sale sobrando lo que haga, pues si cambia o no el PRI ya no depende de él ni de la militancia, sino del que administra al partido y coordina a los gobernadores de este partido en todo el país, pues no solo conoce como están operando los gobiernos de los estados, sino que tiene las facultades para sancionarlos y obligarlos a que enderecen el camino.

Dicho sea de paso, la corrupción y las fallas en las entidades federativas no le competen vigilar y corregir a él como dirigente de partido, sino al gobierno federal, concretamente al Presidente Enrique Peña Nieto, a quien va dirigido el mensaje de las derrotas en los siete de los 12 estados donde se eligió gobernador recientemente.

Está claro que alguien tiene que pagar los platos rotos, y obvio decirlo, no va a ser el Jefe del Ejecutivo Federal, sino alguien más, y bueno, ahí está el señor Beltrones asumiendo toda la responsabilidad.

Cuestión de horas o días para que se encuentre al sustituto de presidente del CEN del PRI.

El destino del aún presidente del partido tricolor se queda incierto, y sobre si será o no el candidato del PRI en 2018, dependerá de las condiciones del momento y del ánimo del que decide cada seis años al que quiere que lo suceda en el cargo por el PRI.

 

 

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