AL PUNTO

Por: Isidoro Valenzuela

>> Políticos obligados a pasar el trago amargo de la imposición

Que duro golpe en su orgullo están por recibir los líderes del PRI en todo el país con la designación de Enrique Ochoa Reza como nuevo Presidente del Comité Ejecutivo Nacional del PRI, al que obviamente no eligieron ellos, mucho menos la base militante, que desde siempre los han mantenido al margen, como cero a la izquierda, sin el más mínimo valor y autoridad.

Quizá hoy quedó claro a los cientos de miles de militantes priistas su posición y situación dentro del Partido Revolucionario Institucional, y que ahora ya no estarán solos en este abandono de su partido; ahora son acompañados por varios de las llamadas “Vacas Sagradas” del partido que siempre eran tomados en cuenta en la toma de decisiones al interior del PRI, pero que ahora fueron ignorados olímpicamente por el dueño en turno del tricolor.

Lo que digan o dejen de decir los que ejercieron liderazgos, algunos falsos, otros reales, al interior del PRI, no es importante, parece ser el mensaje que se les envía con esta determinación.

¿Qué pensará ahora don Manlio Fabio Beltrones Rivera de esta decisión?. Un tecnócrata es considerado mucho mejor que él, y muchos otros que se sentían con méritos para sustituirlo en el cargo tras su abrupta caída.

Quizá Betrones Rivera sería el menos indicado para exponer su punto de vista crítico por este cambio, pues le falló al que manda en el revolucionario institucional en las elecciones del pasado 5 de junio, donde compitieron en 11 gubernaturas y perdió el PRI en siete de ellas.

Lo cierto es que muchos aceptarán la designación y hasta le pondrán la alfombra roja a Enrique Ochoa Reza sometiéndose a las instrucciones u órdenes giradas por su “jefe” que desde Los Pinos vigila que se cumpla puntualmente sus decisiones, así como se cumplieron en su momento cuando el anterior, Manlio Beltrones, fue impuesto en la dirigencia nacional de este partido, guardadas las debidas proporciones, pues el sonorense tiene oficio político reconocido a nivel nacional.

Para el actual dueño sexenal del PRI es mejor que administre este partido un tecnócrata que un político. También está enviando el mensaje de la escasez de liderazgo al interior del partido y que mejor los hace a un lado para que no estorben y sigan hundiendo al tricolor.

¿Será acaso que el PRI se convirtió en refugio de corruptos y que no hay uno solo que cubra el perfil que, según el “dueño” en turno,  necesita el partido para los retos electorales que se avecinan?.

¿Será acaso un plan bien trazado desde “Los Pinos” para debilitar al PRI y así favorecer a alguien de oposición, quizá del PAN, para que releve en el cargo al Presidente Enrique Peña Nieto dentro de dos años?.

Sería interesante ver la reacción de los políticos que encabezan las distintas “tribus” formadas dentro del PRI ante el arribo del tecnócrata Enrique Ochoa Reza, quien de la nada se les encarama y dentro de poco será su “jefe” partidista nacional, a quien tendrán que rendirle cuentas y pleitesía.

A más de uno de estos líderes de viejo cuño se les verá ensalzando la imagen de Ochoa Reza, pasando la vergüenza de su vida al tener que hacerlo aún en contra de su voluntad y convicción.

Los menos mejor ni opinarán y se declararán enfermos o muy ocupados para no asistir a los eventos que se programarán para exaltar la figura de Enrique Ochoa, aunque saben de antemano que finalmente tendrán que humillarse si quieren seguir viviendo de lo que el PRI les quiera dar, y que para quien manda desde Los Pinos, le resultaría muy sencillo mandarlos a la fría banca, y de quererlo, hasta hundirlos por completo, bajo cualquier pretexto.

Ellos bien saben cómo se manejan estos asuntos en casos de rebeldía. Historias de quienes lo intentaron y que fin tuvieron, los hay a montones.

Por otro lado, quizá el que manda desde Los Pinos tiene toda la razón y un tecnócrata puede hacer un mejor papel al frente del PRI.

Tal vez estamos exagerando y no es para tanto el caso que nos ocupa, y que en realidad lo que se tiene que hacer dentro del partido revolucionario institucional no requiere de una persona con un perfil determinado, que al final de cuentas lo que hace la dirigencia es lo que se les indica desde la oficina principal de Palacio Nacional.

 

 

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