Por: Mario López
Cada día que pasa es más incesante por parte de la ciudadanía, las críticas hacia la planta de amoniaco que se pretende instalar en el Puerto de Topolobampo.
Ya la presión social ha llegado a un punto en donde, el mismo Senado de la República ha puesto un punto de acuerdo y evitar se instale dicha planta contaminante en una zona ambiental protegida por las leyes en la materia.
Es por ello, que no pasa un día en que el Clan de los Labastida defiendan con todo una planta que va a producir solo dos cosas: la primera, un daño irremediable a la naturaleza en donde sale todo mundo perjudicado y la segunda, donde el Clan de los Labastida y sus socios salen beneficiados.
En síntesis, el bien particular en contra del bien común, así de sencillo.
Para ello, se han valido a nivel nacional de las influencias políticas de Francisco Labastida Ochoa, -otrora candidato presidencial fallido- y en lo local, de las influencias de Francisco Labastida Gómez de la Torre, el cachorro que ha salido ducho en la materia.
En ese sentido, ambos desde sus esferas han sacado adelante un proyecto inviable ecológicamente e inviable además, dentro del mínimo sentido común y claro, el aferrarse al mismo significa un costal inmenso de dinero a costillas de lesionar el medio ambiente y las personas que se crucen en el camino.
Aquí en la polla entran además el gobernador Mario López Valdéz (Claro que por supuesto) y el empresario atunero Leovigildo Carranza, amén de los inversionistas extranjeros, quienes al prohibirse que la instalen en sus propios países, vienen al país tercermundista que si les autoriza sus cochinadas aún por encima de la ley.
Han sido muchas las voces y los organismos que están en contra de la instalación de una planta que ha demostrado en otras partes del mundo que de segura no tiene nada. Que solo trae contaminación y muerte. Muerte de la naturaleza y del propio hombre, pero eso no importa. Importan los negocios y los dividendos que se habrán de obtener, recordando con ello, aquella frase que establece “Mis intereses son mis principios”
He leído con atención además, las declaraciones de Francisco Labastida Gómez de la Torre en referencia al Senador Manuel Cárdenas Fonseca y tiene razón, en efecto, el actual Senador fue colaborador de Francisco Labastida Ochoa en tiempos pasados, pero hoy, no es su vasallo para decirle que si a todo lo que se les antoje a estos dos personajes.
Con ello, se demuestra el desespero en el que están cayendo los Labastida por el desmoronamiento de su anhelada planta de la muerte.
Algo más, hoy a la ciudadanía ya le queda claro quiénes son las personas que están al frente y detrás de la planta de amoniaco de marras. Hoy ya se sabe quiénes siniestramente luchan denodadamente por instalar el veneno que vendrá a matar a la naturaleza y al hombre y además, queda al descubierto el tráfico de influencias, las sociedades incómodas y la vil corrupción en las que se están manejando.
Finalmente, felicito a todos aquellos que están defendiendo con todo la NO instalación de la planta de la muerte. Si no se hace así, estamos expuestos a la destrucción total de nuestro entorno.
Pd. Hay que recordarle todos los días al Clan Labastida que este es el único planeta en donde existe vida y por lo tanto, debemos cuidarlo…
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