Por: Armando Ojeda

Lo decía el escritor y dramaturgo uruguayo Mario Benedetti con inigualable sabiduría; “El olvido está lleno de memoria, y el hombre muere solo cuando se le deja de nombrar”.

La venta del rancho “Las Cabras” enclavado dentro del terreno que da vida a la “Playa Espíritu” en el municipio de Escuinapa, está vigente en la memoria de todos los sinaloenses.

Y en la misma sintonía de los recuerdos, aparece el nombre del ex gobernador Antonio Toledo Corro, por la razón de haber sido propietario del predio antes mencionado.

Lo mismo ocurre con el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa, y quien durante su gobierno fungiera como titular del Fondo Nacional para el Desarrollo y Fomento del Turismo- FONATUR-, Miguel Gómez Mont Urueta.

Todos ellos permanecen en la memoria del colectivo, y de acuerdo al mensaje subliminal de Benedetti, por tal razón, sus recuerdos no morirán.

Y tan vigentes están en la memoria del pueblo, que hoy en día han cobrado relevancia, ya que confluyen en torno a un lote de hermosas playas conformado por 2 mil 284 hectáreas que hace aproximadamente 14 años fue vendida al gobierno federal por su propietario el arriba mencionado Antonio Toledo Corro.

Son playas vírgenes que en el año 2008 fueron vendidas al gobierno mexicano a través del Fondo Nacional para el Fomento al Turismo –FONATUR- durante el mandato del también ya citado ex -Presidente de la República, el panista Felipe Calderón Hinojosa

LOS ARGUMENTOS DE FONATUR PARA LA COMPRA DEL LOTE.

Los trascendidos periodísticos recogieron en su momento los argumentos por los que el gobierno de la República y la dirección de FONATUR decidieron adquirir el famoso terreno playero.

La idea era, según se dice, proyectar esa zona del Pacífico mexicano, como otro de los centros integralmente planeados del País, y colocarlo entre los más grandes e importantes destinos turísticos de nuestra nación.

Pero lo triste, lamentable, doloroso, patético y muy criticable fue que la millonaria inversión para la adquisición de las extensas y bellas playas sinaloenses no bastaba para darle vida al ambicioso proyecto turístico.

Pronto se dieron cuenta que requerían una inversión de varios miles de millones de pesos más para acondicionarlas y darle viabilidad a la gran sueño de Playa Espíritu.

Y no era solo la aplicación de un millonario paquete financiero, sino que había que lidiar con el rechazo de los empresarios hoteleros de Mazatlán, quienes miraban con alta preocupación el surgimiento de una competencia para el turismo del puerto del Pacífico.

Por esa razón a los hoteleros mazatlecos para nada les alegraba el hecho de que a menos de 100 kilómetros de distancia se desarrollara un complejo turístico que podría pegarle de manera severa a sus empresas.

Por esas y otras razones, el gran proyecto quedó en el olvido y poco a poco murió.

El majestuoso terreno, quedó igualmente en el olvido, ya que nadie miraba con interés la posibilidad de seguir con el sueño del poco viable proyecto Espíritu Santo.

Y lo peor del caso, a la fecha, la millonaria inversión sigue siendo difícil de recuperar, ya que nadie ha mostrado interés por adquirirlo.

Ante el escenario aquí planteado, las preguntas salpican a las autoridades del gobierno federal que en el año 2008 compraron y dejaron herido de muerte ese gran elefante blanco.

¿PLANEARON y vieron viable, el paradójicamente mal llamado centro integralmente PLANEADO, antes de celebrar el acto de compra –venta del terreno?; Me queda claro que NO.

¿Dialogaron con los hoteleros de Mazatlán y el gobierno del Estado para analizar la viabilidad del proyecto, así como para conocer su opinión sobre los efectos que el nuevo destino turístico arrojaría para sus empresas?… Me atrevería a pensar que tampoco lo hicieron.

Y aclarar es necesario; Ninguna culpa se le debe adjudicar a la memoria de Don Antonio Toledo Corro, ya que en su calidad de propietario del terreno, el decidió ponerlo en venta y en su momento aceptó la oferta del cliente que llegó.

LÓPEZ OBRADOR Y EL GRITO DE LA LOTERIA.

Y hoy, inmerso en la vorágine política que envuelve al famoso y polémico terreno, cuya escenografía natural, por cierto es maravillosa, el Presidente Andrés Manuel López Obrador, al no poder venderlo, busca la manera más rápida posible de dejarlo en nuevas manos.

Por ello, experto en la materia, no tuvo más remedio que perder su vergüenza y promover un nuevo sorteo con la Lotería Nacional.

Y es que, como ya lo ha hecho con otros bienes, el ejecutivo tuvo que optar por la alternativa que mejor resultados le ha arrojado cuando de deshacerse de ciertos patrimonios se trata.

Con esa decisión de López Obrador el destino del terreno que también abarca áreas de Teacapán ya fue pactado.

La idea del mandatario nacional consiste en fraccionar las 2 Mil 500 hectáreas que lo conforman de forma integral, y sortearlos en lotes.

Será la suerte de quienes compren su cachito para el sorteo del próximo 15 de septiembre, la que defina a los nuevos propietarios de los lotes sorteados.

Por cierto, experto como es en las rifas, nuestro Presidente no quiere correr el riesgo de que los mexicanos le desairen sus cachitos, por lo que decidió colocarlos entre un grupo de empresarios, a quienes, con ese propósito los invitó a cenar el pasado miércoles 27 de julio en un salón de Palacio Nacional.
Lo innecesario sería comentar que la inversión de la cena de convivencia con los hombres de negocios de Sinaloa y de otros Estados de la República, resultó austera, como es su gobierno.

El menú ofrecido por Andrés Manuel a los señores ricos de México consistió en café, chocolate, pan, y tamales de chipilín.

Sobran los que aseguran que para algunos de los empresarios asistentes, les resultó más fácil acceder a colaborar con los 20 millones de pesos en cachitos que AMLO les impuso, que verse obligados a castigar de manera tan severa a su exigente paladar consumiendo casi a fuerza los tamales chipilines que ahí les sirvieron.

LAS PREGUNTAS DE LOS ILUSOS

Por cierto, un amigo que ha decidido adquirir su cachito de la suerte para el sorteo de los terrenos del proyecto Espíritu Santo, me lanzó una pregunta en verdad difícil de responder.

“Oye, y si me saco uno de los lotes de 250 hectáreas de playa, qué haré con ese terreno?.

Sin dar oportunidad a mi respuesta, el mismo personaje empezó con sus conjeturas.
“Es que solo para limpiar, cuidar, acondicionar y regularizar el terreno, así como pagar impuestos de Hacienda, de escrituración, y saldar deudas del predial con el ayuntamiento, se requerirá una importante cantidad de dinero”.

Y si quisiera vender el terreno, a quien se lo puede ofrecer, si el Presidente de la República no encontró un cliente, menos podría yo lograr esa hazaña, dijo mi camarada, ya un poco desilusionado.

Enseguida, ya de retirada el amigo me dice; “A la mejor algunos de los que ganen el premio, se estarían sacando la rifa del tigre.

En eso sí tienes razón le respondí; Los ganadores sin duda se sacarán la rifa del tigre…. Ya que los terrenos eran de Don Antonio Toledo Corro, quien en vida fue conocido como “El Tigre de Escuinapa”… Nos veremos enseguidita. 

 

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