Por: Armando Ojeda
El gobernador de Sinaloa, Quirino Ordaz Coppel, está haciendo bien las cosas, pero no todos se lo reconocen. Observar algunos comentarios en redes sociales y ciertos medios de comunicación, bastaría para así entenderlo.
Es evidente, el mandatario mazatleco, está siendo víctima de una campaña política de desprestigio. “Es la historia de siempre, de un amor que se va”, diría un estribillo de una conocida canción regional.
¿Y por qué el trozo de la letra de dicha melodía?… La historia política nos lo explica con mayor claridad.
Cuando un funcionario público de alto nivel recorre el último tramo de su mandato, surgen las voces críticas. Voces ocultas algunas, y otras que irrumpen de manera abierta y descarada, buscando la manera de manchar el ropaje político del personaje en turno.
Son voces de personajes emanados de las alas opositoras al perfil político e ideológico del funcionario de que se trate, pero que transita hacia el final de su mandato.
Voces críticas que escudriñan, en el mayor de los casos en las entrañas de la administración pública en turno, en busca de evidencias o elementos acusatorios que impacten de manera negativa en la imagen del gobernante.
No importa el grado de gravedad de la evidencia encontrada, porque todo en política es manejable y direccionable.
El rumbo y destino del impacto, será según la orden, el deseo y destino de quien dirige la maniobra de ataque.
Cuán difícil e inútil podría resultar el esfuerzo que realiza un político para alcanzar el reconocimiento y conquistar el aplauso generalizado del pueblo al que sirve, pudiera pensar el gobernador Quirino Ordaz Coppel.
La respuesta la tiene el gobernador ante sí. En política no hay esfuerzo ni voluntad que valga el aplauso y agradecimiento de todos sus gobernados. Inconformes y críticos siempre los habrá.
Lo innegable para el mandatario sinaloense es que está en el turno de los políticos fustigados de manera contundente por sus detractores.
Vive el gobernador en carne propia, y experimenta en su imagen política el sinsabor de señalamientos de sus adversarios. Saber si los golpes son justos o injustos, sería una pregunta difícil de responder, por lo que la acusación tendrá que probarla quien la presenta, y la defensa o explicación exculpatoria corresponde a la función pública.
Lo que sí creo entender, es que no hay parámetro que pueda medir la comprensión y el agradecimiento de las personas, cuando la pretendida medición de esos sentimientos humanos deba buscarse en el terreno de lo político.
Para Quirino debe ser frustrante en su calidad de gobernador escuchar las acres críticas y las distintas expresiones de rechazo de ciertos grupos de ciudadanos, por el hecho de lograr que Mazatlán sea sede de un equipo de futbol de primera división. Increíble, pero, ante la excelente gestión, le lanzan valones encendidos.
Lo acusan sus detractores de buscar alianzas con empresarios poderosos de México para traer un equipo de futbol de primera división a Mazatlán.
Y lo acusan de haber construido un estadio de primer mundo para que sea la sede de la escuadra local, y en donde se celebrarán los partidos correspondientes al máximo torneo del futbol profesional en México.
Y aún más. Hay quienes le reclaman a Quirino haber erigido esa gran infraestructura deportiva en áreas alejadas de la zona urbana y turística.
¿Y qué querían sus detractores ?. . ¿Acaso esperaba que una negociación de esa envergadura se negociara y concretara con un pobre asalariado del campo?
Quirino Ordaz, en efecto, construyó desde su gobierno y en alianza con el rico empresario un gran estadio deportivo, pero también en su gobierno ha realizado grandes e importantes obras de beneficio público, incluyendo varios hospitales de primer nivel para atención de los sinaloenses.
Y si el majestuoso estadio mazatleco se construyó en las afueras de la hermosa zona dorada de la perla del Pacífico, es porque, era imposible hacerlo a un costado del famoso antro “Valentinos”. Creo yo.
Lo que sí es justo aceptar, es que, la estrategia “antiquirino” de alguna manera les funcionó a sus impulsores, pero no en la medida en que lo buscaban, aunque nos queda claro que seguirán en su campaña de golpeteo en lo que resta de tiempo a la gestión del actual gobierno estatal.
Ahora bien, lo que es cierto, es que los aplausos y vivas que el gobernador se merecía ante una obra de tal envergadura no han surgido en la medida de esas acciones de gobierno. Tampoco han tenido el impacto positivo que debiera tener entre los sinaloenses.
No se sintió el regocijo general, porque desde tiempos tempranos en que se filtró la buena noticia para los amantes del balompié, la mezquindad de los adversarios del gobernador desplegaron su vuelo en aras de esparcir y sembrar en el ánimo de la gente, la semilla del rechazo.
Y es que esos grupos antagónicos, pensaron sin duda en la inconveniencia de permitir que la popularidad y aceptación social que está conquistando Ordaz Coppel con sus buenas acciones de gobierno, siguiera ascendiendo.
Por ello, habría entonces que restarle rentabilidad política, iniciando una campaña de golpeteo. Buscar y encontrar las herramientas y presuntas evidencias para pegarle mediáticamente a un político, es una tarea demasiado fácil. Voluntarios y acomedidos que las aporten o sugieran sobrarán siempre.
Por eso al gobernador de Sinaloa esos grupos le regatean el éxito de haber logrado jalar hacia Sinaloa uno de los espectáculos más populares del mundo, como es el futbol de primera división.
Y en esa ruta del descrédito buscan elementos acusatorios con insanas intenciones de revertir lo que tendría que ser júbilo en coraje, reconocimiento en crítica, felicitaciones en reproches, y convertir el éxito en fracaso, para así conducir al acusado de la gloria al infierno.
El beneficio del impulso al deporte, la recreación social, la generación de divisas turísticas, los empleos y el hecho de poner a Mazatlán ante los ojos del inmenso espectro deportivo de México y el mundo, queda atrás.
Lo necesario en éstos tiempos es golpear la imagen de un gobernador que crece en aceptación social y que hacia las elecciones del próximo año 2021, estaría representando un obstáculo político insalvable para las aspiraciones de quienes saben no están ubicados en su línea de acción política… Ahí pudiera estar ubicado el Stand de tiro al blanco… Claro, entendemos que el blanco sería Quirino el Gobernador. Tiradores sobrarán, y proveedores de las armas para disparar sus venenosos dardos políticos tampoco faltarán. La historia es entonces repetible… Ayer y siempre.
PUBLICIDAD