Por: Selene Ojeda
Cuando de pagar cuotas políticas se trata, los gobernantes, sobre todo estatales y federales, no se detienen a pensar en el perfil académico de quien ocupará el cargo, de ahí la problemática de que los funcionarios públicos vayan a ocupar puestos pero además a aprender en ellos, cuando lo ideal es que los asuman con los conocimientos adecuados y sobre todo la experiencia, porque ir de aprendiz y recibir un sueldo muy bien remunerado, no es precisamente lo que la sociedad espera y menos merece.
Esto ha ocurrido en todos los renglones de la función pública, pero actualmente en el educativo, Sinaloa está quedando muy mal, al arribar a puestos directivos escolares, personas que de alguna u otra manera apoyaron en las campañas al partido ganador y necesitaban un espacio en la estructura de gobierno.
Para asumir un puesto como director de una institución educativa, mínimo se requiere que el favorecido con la designación gubernamental, haya estado al frente de un grupo aunque sea de primaria y no llevar a dirigir planteles a quienes no han tenido la experiencia de estar frente a un pizarrón, sólo por el hecho de pagar la cuota política correspondiente.
En ocasiones, no se requiere únicamente que el prospecto tenga una licenciatura o maestría en ciencias, sino que su formación académica le haya permitido adquirir una mínima experiencia en el ámbito educativo, ejemplo claro de esto es el hecho de que a la dirección general de Conalep, arribó el exaspirante del PRI a la candidatura a gobernador, Melchor Angulo, quien en una jugada quizá planeada, quizá descontrolada, se registró en el proceso interno en el que el tricolor alzaría la mano a Quirino Ordaz Coppel como candidato de unidad.
Esta acción, que no fue más allá ni puso en peligro la candidatura del actual mandatario sinaloense en la asamblea de delegados, le valió una recompensa a Melchor, que sin tener experiencia educativa ni una trayectoria muy amplia en el sector público, ahora cobra en gobierno estatal.
En los municipios no ha sido diferente, en Guasave acaba de ser nombrada directora del plantel Conalep, Refugio Higuera, que hace apenas un mes dejó la presidencia del Comité Municipal del PRI, en Guamúchil ocurrió lo mismo, al llegar a la dirección de la misma institución, el secretario del Ayuntamiento de la pasada administración municipal, Marco Antonio López González, que de litigante pasó a dirigir una escuela.
Casos de este tipo hay muchos más en la entidad, parece que al gobierno no le interesa mucho poner la educación en manos de políticos inexpertos que tal vez no han dado clases ni en la escuela de cuadros del PRI, pero sí van a las direcciones de los planteles. Debería pensarse un poco más antes de hacer estas designaciones y colocarlos en otras dependencias más acordes a su perfil y no pagar cuotas donde toque o haga falta.
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