Por: Isidoro Valenzuela
A dos meses de distancia la nueva administración estatal en Sinaloa, y municipal en Guasave, parece no tener ninguna prisa por empezar su trabajo y se han dedicado a darle culto a su personalidad.
No era necesario que lo hiciera, sin embargo, rompiendo con el protocolo, la presidenta Diana Armenta Armenta sacó de la cabecera municipal una celebración, el Día de la Bandera, que hasta el año pasado sus antecesores lo habían realizado en esta ciudad, ella decidió llevarse todo el escenario a su comunidad natal, Miguel Alemán.
Evidentemente fue un impulso personal y más que obvio un capricho personal el hacerlo de esta manera, pues no se puede interpretar de otra forma, pues un mensaje distinto hubiera sido el continuar realizado el acto cívico en donde siempre o bien haber seleccionado otra comunidad.
Además de darle gusto a su ego, en los momentos de crisis por los que atraviesa el municipio, no era recomendable por los gastos que se generaron para movilizar a decenas de personas, entre escoltas y bandas de guerra de escuelas del municipio.
A esto el gobernador Quirino Ordaz le siguió el juego y de paso se dio también su gusto improvisando una pequeña gira por esta región, aunque se mantuvo alejado de la mayoría de la gente y también de los reflectores de la prensa.
Las demandas ciudadanas que sigan esperando.
La violencia y la inseguridad igual o peor que en el anterior sexenio, obliga a los sinaloenses a estar alertas y arriesgarse a salir y quedar entre fuego cruzado de grupos armados que, reconoce el gobierno, se están disputando la plaza de Sinaloa. Este escenario persiste a lo largo y ancho del estado.
De muy poco, por no decir que nada, puede presumir el nuevo gobierno en el renglón de la seguridad y en el combate a la corrupción en Sinaloa.
Ante los sinaloenses siguen cayendo los muertos en enfrentamientos armados, y la percepción de las autoridades estatales y municipales es de que no pasa nada, que todo está bajo control. ¿Será así?.
Dos meses y siguen todavía inmersos en el desgano, viendo pasar el tiempo, como “la puerta de Alcalá”.
Los distractores por aquí y por allá no alcanzan totalmente su objetivo, pues afloran actos de corrupción y nepotismo en el gobierno.
Aquí en Guasave tenemos el escándalo que arropa en estos momentos los líderes sindicales de la Junta Municipal de Agua Potable de Guasave, Roberto Acosta Quevedo e Israel López Cortez.
El primero lo sostiene el Ayuntamiento a pesar de que ya se jubiló y sigue al frente del Sindicato y como empleado de la Jumapag con un sueldo diario de mil 229. 58 pesos, y un hijo de Roberto, José Enrique Acosta Luque, con cinco años de trabajar en la junta de agua, se ubica como el segundo trabajador con mayor sueldo en la nómina de la paramunicipal.
Informes obtenidos de gente muy bien enterada al interior de la Jumapag y del sindicato, establecen que sus dirigentes y familiares se apropiaron del sindicato y de los puestos claves, los de mayor paga.
¿Sobre qué sucedió para llegar a estos niveles de sueldos de escándalo en una paramunicipal como la Jumapag?. Que son conquistas sindicales; que son resultado de las negociaciones en la revisión del contrato colectivo de trabajo, donde se aprecia que los mayormente beneficiados son los dirigentes del sindicato y no los trabajadores.
La crisis en la Junta de Agua de Guasave está tocando fondo. Ya no es posible sangrar más a los usuarios para que estos sigan financiando la danza de millones que están entrando a un barril sin fondo.
Difícilmente la administración que preside Diana Armenta Armenta, cuya inmovilidad es evidente, y el lucimiento y el culto a la personalidad igual, podrá tocar este tema y llevarlo al punto de solución más deseable, pues esto sería echarse encima al sindicato y con ello poner en riesgo su apoyo en las urnas para la próxima elección en 2018.
El corporativismo político que tiene atado al gobierno municipal es ya insostenible. Muy caro están pagando al querer sostener a los trabajadores sindicalizados atados al PRI, aunque no desconocen que no pocos votan por candidatos opositores al momento de estar ante las urnas.
Con seguridad no ignora el gobernador Quirino Ordaz que el tiempo apremia, pues su periodo será muy corto, y Diana Armenta en la alcaldía, de ahí que no se entienda el que en los primeros dos meses de administración no tengan nada de que presumir y sigan tan campantes de fiesta en fiesta, como la reciente celebración en Miguel Alemán, donde fue obligado el gober a empolvarse y sostener reuniones a escondidas, como la del Cerro Cabezón.
Guasave sigue igual, en la bancarrota, con endeudamientos acumulados en los últimos 12 años. Cada administración hace lo mismo al iniciar su mandato. Realizan auditorías, señalan que hay irregularidades y amenazan con proceder contra los responsables de tales actos, sin embargo no cumplen con sus promesas, y en cada periodo la sociedad se queda esperando, y finalmente se siente burlada.
Todo parece indicar no se tiene la intención de profundizar en las acciones legales contra quienes incurrieron en desvíos multi millonarios en los gobiernos de los municipios y en la administración estatal.
Han pasado dos meses y no se ve que Ordaz Coppel y Diana Armenta se pongan a trabajar e imponerle su sello personal a sus respectivas administraciones.
¿Que cuándo lo harán?. Habrá que seguir esperando. Por lo pronto ya perdieron dos meses.
PUBLICIDAD