Por. Isidoro Valenzuela M.
Que si estuvo correcto o incorrecto. Que está entregando el país a un aspirante a Presidente de Estados Unidos. Que debió hacer esto o aquello, y una andanada a través de textos ofensivos en las redes sociales, que desfiguran la imagen presidencial, es el comentario del momento.
El Presidente mexicano es la comidilla del día a lo largo y ancho del país; con solo meterse a las redes sociales a la vista aparecen comentarios de todos colores y sabores, todos contra Enrique Peña Nieto.
Si bien es cierto el Presidente de México pudo haber esperado a que se definieran las elecciones en Estados Unidos y utilizar los enlaces diplomáticos para buscar un acercamiento con quien resulte electo, ya sea Donald Trump o Hillary Clinton, con seguridad alguien le aconsejó que lo hiciera de una vez, corriendo el riesgo de ser criticado, como está sucediendo.
Indudablemente Donald Trump es el villano favorito para los mexicanos, por aquello de la barda que propone construir entre Estados Unidos y México, y su repudio público contra los mexicanos que están de indocumentados en el vecino país del norte.
Tenemos algunos puntos claves por abordar. La propuesta de Donald Trump de construir una barrera fronteriza, sea material o virtual en la porosa frontera sur de Estados Unidos, por donde entran diariamente cientos y miles de indocumentados, nos muestra a un Republicano sumamente audaz e inteligente publirrelacionista, esta última habilidad que no puede escatimársele al candidato presidencial.
Trump encontró un tema o asunto a modo para utilizarlo como “Slogan” de campaña para alcanzar su objetivo, primero el de ser nominado candidato del Partido Republicano a la Presidencia de Estados Unidos, y segundo con la intención de que le alcance la aviada para ganarle a la candidata Demócrata Hillary Clinton, con todo y el repudio que se ha ganado con sus bravatas ofensivas entre los miles de votantes hispanos.
Lo que debemos tener claro es que el candidato Republicano sabe perfectamente lo que dice y lo que está haciendo, pues no se le observan carencias de sus facultades mentales.
Insisto. Le ha funcionado hasta el momento su estrategia publicitaria. Sus propuestas de campaña suenan a música celestial en los oídos de cientos de miles de estadounidenses que anhelaban que alguien tomara esa bandera, y ninguno lo habría hecho mejor que Trump, porque él alberga ese mismo sentimiento, y de llegar a gobernar desde la Casa Blanca, hará o intentará por todos los medios cerrar totalmente las fronteras con México, y echará fuera a casi 12 millones de indocumentados que están de “arrimados” en un país que no los quiere, y que apenas si los tolera.
El desprecio mostrado por Donald Trump contra la población de ilegales que están en Estados Unidos es el mismo sentir de millones de norteamericanos que callados o abiertamente lo expresan.
Por dignidad el gobierno de México debiera impulsar los cambios necesarios para crear condiciones favorables en nuestro país para que los millones de compatriotas que están pensando en emigrar hacia el “sueño americano”, se queden aquí, y no tengan que salir huyéndole al hambre, buscando el sustento que aquí no obtienen para sus familias.
Indirectamente Donald Trump está restregándonos en la cara nuestra incapacidad para administrar la extraordinaria riqueza mexicana. También que el alto grado de corrupción en México ha impedido el desarrollo y se han agotado las oportunidades de empleo y casi, casi tiene paralizado el país.
Es la incapacidad mostrada para administrar las riquezas nacionales y el nivel insoportable de corrupción en México, lo que sustenta la propuesta de Trump, pues está viendo el Republicano como el mercado laboral norteamericano se va estrangulando poco a poco y existe el riesgo de que les suceda lo mismo.
Por otro lado, no pasa nada si la misma invitación que le hizo el gobierno de Peña Nieto al Republicano, la extiende hacia la candidata Demócrata, Hillary Clinton. Al fin y al cabo que de todos es sabido la ascendencia que tiene el vecino país del norte sobre los asuntos de nuestro país, pues desde hace muchos años se ha ejercido una especie de protectorado sobre México, con todo y que disfracen esa relación como de “intereses comunes”.
De hecho el Presidente Enrique Peña Nieto hizo referencia a ello, y presentó públicamente ya una invitación para doña Hillary; faltará que ésta acepte y aproveche la plataforma que le abrió indirectamente en México su contrincante Republicano.
Con todo y que gane o pierda Donald Trump, debiera el gobierno mexicano prepararse y adelantarse a lo que tarde o temprano habrá de suceder; repatriar a los millones de compatriotas que están pasando desprecios en el vecino país del norte, y la mejor manera es creando las condiciones para que aquí haya las suficiente oportunidades de trabajo y facilidades para crear empresas.
La propuesta del muro entre Estados Unidos y México ya se presentó, y dudo que se quite el dedo del renglón respecto a este tema de campaña del candidato Republicano; o él mismo la seguirá impulsando si pierde la elección presidencial, o alguien más le arrebatará la bandera hasta que lo logren.
Lo mejor es ponerse a trabajar para hacer atractivo a nuestro México, lo suficiente no solo para llamar la atención de nuestros compatriotas que han tenido que buscar el pan en “otra casa”, sino para que los mismos empresarios estadounidenses volteen hacia acá y sean ellos quienes traigan los dólares para invertirlos aquí y dejarles a Trump y a quienes piensan como él, todo Estados Unidos, pero sin mexicanos y sin dólares, a ver qué hacen. Digo. Se vale soñar.
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