Por: Iv Morales

¡Cuanta soberbia!
Muy abusivo el trato del gobernador Rubén Rocha Moya a Martha Liliana, reportera de Línea Directa, quien simplemente ejercía su derecho de informar a un pueblo que necesita y le asiste el derecho a ser informado.
En sus aires de grandeza, no midió su proceder, como tampoco se dio cuenta que sirvió de burla a los que estaban alrededor de él, que disfrutaron a más no poder esos cinco minutos de lucimiento y gloria de su gobernador.
Pobre hombre; tiene apenas dos años como gobernante, y empieza a perder el piso.
En contraparte, cuanto profesionalismo el de la compañera reportera, quien, a pesar de tan cruel agresión verbal, se mantuvo firme, y con tranquilidad le invitaba comedidamente a que le respondiera su pregunta.
Dejó pasar Rubén Rocha Moya la oportunidad de aprovechar ese espacio informativo, esos minutos que se le concedían, para conectarse con sus representados e informarles que estaba trabajando “duro”.
Vio muy pequeñita a la entrevistadora. Lo que no sabe Rocha Moya que esa “diminuta” reportera representaba a una empresa informativa estatal y a trabajadores de los diferentes medios de comunicación de todo Sinaloa que debieron sentirse aludidos por sus palabras.
El “rey” no pudo bajar de su trono y atender a una plebeya que ejercía su derecho.
Nadie cuestionaba si era hombre de palabra o no.
“Ustedes se creen la gran cosa. Suponen que son la reserva moral de este mundo”, le lanzó en su verborrea Rocha a la indefensa y sorprendida Martha Liliana.
Así calificó al periodismo sinaloense el altivo mandatario, pues no especificó que se refería solo a la entrevistadora o a la empresa que representaba, o a todo el gremio periodístico del estado. Si lo interpretamos, podemos decir que agarró parejo.
Cuando Martha Liliana le dijo que estaban trasmitiendo la entrevista, el gober le respondió con mal talante y tajante: “Casi nadie los oye”. Y a los periódicos les mandó de rebote el mismo mensaje; nadie los lee.
No le gusta tanta persecución de los medios informativos de Sinaloa al señor.
Qué bueno que otros reporteros no intentaron entrevistarlo, porque la prensa estatal le fastidia mucho, y les hubiera ido igual o peor.
Con sus desplantes nos muestra que él está solo para atender a un Jorge Ramos, de la cadena estadounidense Univisión, y a otros de su mismo nivel, a quienes seguramente no solamente los recibe, sino que hasta caravana les hace, y ordena que los traten como a reyes.
Lo traicionó el subconsciente a Rocha Moya, quien reaccionó como un niño caprichoso y berrinchudo. No conectó el cerebro con la lengua.
Debiera hacerse viral esa entrevista, para que todo Sinaloa y todo México se entere de quien es en realidad el actual gobernador de Sinaloa.
Por otro lado, debiera analizarse por parte de la reportera y la empresa que representa, si en la ley se tipifica algún delito, y de haberlos, presentar la demanda legal correspondiente.
Bien hizo, Rocha Moya al reflexionar sobre su comportamiento y ofreció disculpas a la reportera a la que humilló y EJERCIÓ VIOLENCIA EN RAZÓN DE GÉNERO. Esa disculpa la merecía la jovencita como reportera, como ser humano y por ser mujer.
Otra disculpa la hizo pública hacia el medio de comunicación donde presta sus servicios la compañera, por el menosprecio que hizo de la empresa, sus dueños y sus trabajadores, y a todo el gremio. Junto con esas disculpas, debiera comprometerse el gobernador a cuidar más sus palabras, y que no se repitan con demasiada frecuencia esos sus “malos ratos”. 

 

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