Por: Iv Morales

Escuchaba este jueves por la mañana una de las llamadas “Mañaneras” del presidente Andrés Manuel López Obrador.
Observaba en su ánimo una gran desilusión al mencionar el proceder de Ministerios Públicos, Jueces, Magistrados, etcétera, quienes se ofertan y venden al mejor postor la Justicia.
De inmediato mi mente me llevó a un análisis más de fondo de lo que significa este cáncer que tiene invadido todo el aparato de justicia en nuestro país, con sus muy escasas y muy honrosas excepciones.
Me dije, que impotencia deben sentir los mexicanos que se acercan a tribunales de todo tipo, incluyendo los tribunales agrarios, a buscar ayuda en caso de violaciones de sus derechos.
Se supone que jueces y magistrados tienen un sueldo y los mexicanos deben recibir la atención correspondiente en defensa de sus derechos totalmente gratuito, sin embargo, terminan siendo utilizados como medios para enriquecer a tipos sin escrúpulos que llegan a esos puestos con una mentalidad de servirse y no de servir a la sociedad.
Cuanta impotencia deben sentir los mexicanos de a pie que apenas tienen para pagar su camión para trasladarse a darle seguimiento a sus asuntos legales en dichos tribunales.
Resulta frustrante para miles y miles de personas que buscan justicia el observar la danza de los cientos de miles de pesos que ante sus propios ojos se mueve en el más escandaloso trafico de influencias y transacciones deshonestas que le permite a la gente con dinero, ganar juicios aún cuando no les asiste la razón ni el derecho.
No se ocultan ya en los juzgados y tribunales para tratar la manera de como traficar con cada caso, pues muchos se enteran de como se mueve ese mundo perdido.
El que tiene dinero sabe que no necesita demostrar en juicio que le asiste el derecho, sino que se mueve con total libertad, jugando con los tiempos, en espera de una propuesta de resolución a favor mediante la entrega de dinero.
Los abogados que defienden a los de dinero, se dan sus mañas para acercarse a jueces y magistrados para hacer propuestas de cantidades de dinero por un juicio que les sea favorable.
Que indefensos se sienten los mexicanos ante el comportamiento deshonesto de los juzgadores.
Que humillante para la gente de a pie que defiende su derecho con apego a la ley, el saber que su contrario recibe el fallo a favor, aún cuando todos los elementos le son contrarios.
Qué expuesta está la vida y los bienes materiales de millones de mexicanos de escasos recursos todo por el cáncer de la corrupción que corroe a todo el aparato de justicia de nuestro país.
Que denigrante para la población indefensa, la que carece de recursos para comprar la “justicia”, el ir y venir a los juzgados y tribunales en busca de la defensa de sus derechos, para que finalmente la respuesta le sea negada, aún cuando cuenta con las pruebas necesarias para demostrar que es el propietario de algún bien o beneficiario de alguna herencia o sucesión parcelaria.
Al comprar a los juzgadores, despojan de tierras, de casas y encarcelan a quien quieren aquellos que ya saben el precio de los funcionarios de gobierno.
Así evitan muchos delincuentes pisar la cárcel, pues sus abogados van por delante repartiendo dinero corrompiendo la justicia.
Se necesita una buena sacudida al poder judicial de nuestro país. Desde la cabeza hasta los pies.
NO es suficiente con quitar del cargo al juez o magistrado corrupto; se requiere ir más a fondo.
Se requiere severidad; se requiere cárcel y el decomiso de los bienes obtenidos por la corrupción, porque sus acciones las cometen con premeditación, con alevosía y ventaja, causando un grave daño a quienes se supone deben defender.
Escuchar a López Obrador abordar la cruda realidad que vive nuestro país en relación al comercio de la justicia, nos causa vergüenza, sentimiento que seguramente no comparten los juzgadores.
Acabar con la corrupción en los aparatos de justicia de nuestro país será una tarea titánica, y quizá no le toque al actual presidente abordarlo y resolverlo, pero al menos ya lo reconoce y lo expone públicamente para que lo tengan como tarea pendiente los que le darán continuidad a Cuarta Transformación de México. 

 

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